En la niñez se vive acompañado de seres que habitan las nubes, los troncos rugosos, la tapia vieja al lado de la escuela... Con los años perdemos la capacidad de verlos, de soñar con sus historias. En estas páginas intento volver a divertirme imaginando con los que aún habitan en los desconchones de la memoria.
sábado, 16 de diciembre de 2017
Hora de Luz
Hora de luz
Quisiera hablar con el tiempo
como habla la noche con las sombras.
Sentir el suelo y tocar el sueño.
Hora de luz, donde el pie del niño
intenta pisar un rayo de sol
y las palomas vuelan en círculo,
con centro en el reguero detenido de la fuente,
tejiendo una nueva historia repetida
cada trescientos sesenta grados.
Hablo,de nuevo, tan solo con mi anhelo:
No puedo retener con clavos el aire, no puedo;
No puedo hablarle, se va volando por las raíces
en pulsos de tierra, en latidos de alas
y solo me queda ese agridulce almizcle de savia y lava.
Solo la entraña oirá su voz,
solo ella adelantará su brazo para sellar
con el roce de un dedo
su labio henchido de ausencias
susurrando el silencio de la magnolia
en el frasco de cristal azul.
Solo ella podrá, dulcemente,
En la hondonada cima del pozo,
tomar su reloj de arena
mientras dormite con un ojo abierto
a las nieves profundas del dolor.
Hora de luz, donde el pie del niño
Intenta pisar un rayo de sol
y juega al diábolo con el Tiempo.
Juan Delgado Martín-Prat (Navidad 2016)
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