En la niñez se vive acompañado de seres que habitan las nubes, los troncos rugosos, la tapia vieja al lado de la escuela... Con los años perdemos la capacidad de verlos, de soñar con sus historias. En estas páginas intento volver a divertirme imaginando con los que aún habitan en los desconchones de la memoria.
viernes, 30 de marzo de 2018
Barataria
En el aire marcan los aleteos de las libélulas
trazos de rayos, como firmas nerviosas de sentencias,y la lámina del agua decora de reflejos las motas de polvoque levantan las pisadas de los peces.
Detengo el sueño que se desliza en balsa;orillo las palabras caídas de las lágrimasy siento el cosquilleo de los colores de la umbríahumedeciendo mis dedos.
La sorpresa de las menudas pompas explotadascon el índice derecho del fauno,sin percatarse apenas de sus diámetroso volúmenes abiertos a la nada, amortiguan los sollozos de las cuerdas.
Llegan por el río algunos seres extrañosarrastrando sus panzas por el lecho,algunos hacen cierta gracia con el tintineo de las piedras arrastradas.
Y nos sonríen o nos lloran mientras bracean y se enredan sus pechosderrotados entre las nubes sin cielo.
El fauno siempre cruza conmigoa la pequeña isla Barataria para verlos pasar río abajo...
15-12-2017
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