jueves, 3 de mayo de 2018

Puedes venir



    Puedes venir. Sí: puedes venir.
Quieres volar mientras caigo 
en el fango espeso del vacío de tu cuerpo.
Puedes venir y tocar el violín a la delirante audiencia
de nardos mustios, esos que ya no hueles con deleite,
pero aún alimentan tu pulso de savia cortada .

    Ahora te elevan los engranajes, con esfuerzo, chirriando,
impregnando los martillos hidráulicos y las poleas de grasa oscura, 
espesa como la que manchaba las rodillas

cuando niños nos asomamos a la fábrica abandonada
y las maquinas desvencijadas giraban nuestros sueños.
El perro ladró y salíamos corriendo a la vida, que esa si que muerde
pero no babea, se relame con la caída de los paños, los platos

y las manos agotadas de abrazar aire y ahondar tierra,
hasta lo profundo, donde me encuentro
mientras vuelas y caigo....

    Quieres volar mientras.... 
Puedes venir, hueco oscuro de tuerca y rama,
que ocupe el breve tiempo de la primavera
tu eterno martilleo que cincela alas
y sagrarios de nácar para las promesas 
que mis labios ya no hablan.

    Las garzas han fijado una pose en la marisma
de mi anochecida y tu sol de engranajes delicados
que se va ocultando, poco a poco en la altura de tu vuelo
mientras yo caigo....
    Puedes venir, que los nardos anhelan tu aliento.




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