Puedes venir. Sí: puedes venir.
Quieres volar mientras caigo
en el fango espeso del vacío de tu cuerpo.
Puedes venir y tocar el violín a la delirante audiencia
de nardos mustios, esos que ya no hueles con deleite,
pero aún alimentan tu pulso de savia cortada .
Ahora te elevan los engranajes, con esfuerzo, chirriando,
impregnando los martillos hidráulicos y las poleas de grasa oscura,
espesa como la que manchaba las rodillas
cuando niños nos asomamos a la fábrica abandonada
y las maquinas desvencijadas giraban nuestros sueños.
El perro ladró y salíamos corriendo a la vida, que esa si que muerde
pero no babea, se relame con la caída de los paños, los platos
y las manos agotadas de abrazar aire y ahondar tierra,
hasta lo profundo, donde me encuentro
mientras vuelas y caigo....
Quieres volar mientras....
Puedes venir, hueco oscuro de tuerca y rama,
que ocupe el breve tiempo de la primavera
tu eterno martilleo que cincela alas
y sagrarios de nácar para las promesas
que mis labios ya no hablan.
Las garzas han fijado una pose en la marisma
de mi anochecida y tu sol de engranajes delicados
que se va ocultando, poco a poco en la altura de tu vuelo
mientras yo caigo....
Puedes venir, que los nardos anhelan tu aliento.
Quieres volar mientras caigo
en el fango espeso del vacío de tu cuerpo.
Puedes venir y tocar el violín a la delirante audiencia
de nardos mustios, esos que ya no hueles con deleite,
pero aún alimentan tu pulso de savia cortada .
Ahora te elevan los engranajes, con esfuerzo, chirriando,
impregnando los martillos hidráulicos y las poleas de grasa oscura,
espesa como la que manchaba las rodillas
cuando niños nos asomamos a la fábrica abandonada
y las maquinas desvencijadas giraban nuestros sueños.
El perro ladró y salíamos corriendo a la vida, que esa si que muerde
pero no babea, se relame con la caída de los paños, los platos
y las manos agotadas de abrazar aire y ahondar tierra,
hasta lo profundo, donde me encuentro
mientras vuelas y caigo....
Quieres volar mientras....
Puedes venir, hueco oscuro de tuerca y rama,
que ocupe el breve tiempo de la primavera
tu eterno martilleo que cincela alas
y sagrarios de nácar para las promesas
que mis labios ya no hablan.
Las garzas han fijado una pose en la marisma
de mi anochecida y tu sol de engranajes delicados
que se va ocultando, poco a poco en la altura de tu vuelo
mientras yo caigo....
Puedes venir, que los nardos anhelan tu aliento.
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