Feliz Navidad y año nuevo.
Los que la visitaban,
las mañanas soleadas de domingo,
disfrutaban sentados en el porche,
bajo la parra parda y verde,
del encanto especial, etéreo, volátil,
de sus conversaciones con una nube.
Vivía siempre pensando en la nube.
Pensaba y soñaba y contaba sus gotas
y acicalaba con mimo sus algodones sueltos.
La nube le susurraba tener, en las alturas,
un cielo reservado para dos
empapelado con rosas y sirocos.
Ella reía. La tarde dulce lamía la ladera.
Juan Delgado Martín-Prat