viernes, 26 de octubre de 2018

Jazmines sobre la tapia azul


Jazmines sobre la tapia azul


En la inmensidad de los tornos las manos pequeñas alcanzan
encaramados jazmines sobre la tapia azul de atardecida.

¿Nunca has mirado tras los campos sembrados 
como pasa a esta hora el carro cargado de heno?
Va soltando pulsos desmayados entre un reguero
de nardos y romero que la luz amarillea en oro con su caída.

Las sombras estiran las siluetas de los grupos 
que comentan aceleradas historias, 
terribles o cómicas parecen por sus aspavientos.
Al aire vuelan los lotos y las bocas de los peces 
de la alberca, al pie del sauce llorón, 
sueltan sus últimas burbujas.
Las gabardinas largas crepitan de humedad cuajadas
y el dulce jugo del alambique de la noche
cumple su papel curativo: los caminos destilan 
siluetas, zancadas amplias y despedidas.

Ya no se ven las voces de siena tostada, ni se escucha
el chirriar machacón del eje del carro.
Los jazmines, desnudos en su conventual dicha de blanco
sobre un plato, en medio de las sombras, perfuman
la claridad rotunda que ven los párpados al plegarse.


Juan Delgado Martín-Prat

domingo, 14 de octubre de 2018

La escalera de caracol

De las paredes del Urbión


La escalera de caracol

Qué tiene el sueño de las alondras sobre los tejados.
Qué tiene que me hace subir los escalones
de la escalera de caracol con recelos de palomas
arrullando los vientres vacios de las grietas.

Los renacidos lamentan su triste suerte de volver
a ser caída babeando las anchas losetas del olvido.

Qué tiene lo que me lleva a estirar el cuello
y a tensar el suave velo de la ausencia....

La brisa me roba las certezas
y los huracanes me producen tirones en los gemelos.

Los escalones infinitos, ahora de dos en dos, sobre la parra 
y los globos aerostáticos, son espinas
entre los dedos crispados de mis pies desnudos.

La grieta rezuma miradas que apenas vislumbra mi faz
alzada al azul y las estrellas tras el azul. 
Pienso que tras las estrellas y aún más alto,
tras las alas, estará la dicha de un beso:
sobre el sueño de las alondras, en el descansillo de tu regazo.

Juan Delgado Martín-Prat

sábado, 13 de octubre de 2018

En el estante

En el estante

    En el estante
se cruzan los destellos del cristal
con la mirada curiosa del recién nacido
encaramado en su altozano de asombros.


    La amanecida tiñe de oro, con la caricia tibia
de los primeros rayos, los huecos acristalados
entre la miel, los garbanzos y las veinte
pócimas mágicas que atesoran
los botes de una alacena cuando niño.


   El joven con el dedo índice crea enlaces, caminos,
recorridos en espirales a ninguna parte y peligrosos
senderos al borde del abismo de un suelo ajedrezado.


   Casi sin darnos cuenta,
ya adultos, se escucha un ronroneo
al fondo oscuro del pasillo: Un enorme gato
filosofando perezoso, pasa su lomo erizado
contra las barbas de Cronos
desdibujando las lineas horizontales
de tablón blanco alabeado;
creando galaxias menudas y tristes
de cristales apagados.


   Dejará tan solo, 
al acabar su caprichoso juego de madeja y garras,
encaramado, de nuevo, en altozano de asombros
el recuerdo de una puerta con celosía
tras la que un niño que fuimos todos
trasteaba en la alacena, ya en ruinas de la niebla 
y los botes rotos.
Juan Delgado Martín-Prat.

jueves, 3 de mayo de 2018

Puedes venir



    Puedes venir. Sí: puedes venir.
Quieres volar mientras caigo 
en el fango espeso del vacío de tu cuerpo.
Puedes venir y tocar el violín a la delirante audiencia
de nardos mustios, esos que ya no hueles con deleite,
pero aún alimentan tu pulso de savia cortada .

    Ahora te elevan los engranajes, con esfuerzo, chirriando,
impregnando los martillos hidráulicos y las poleas de grasa oscura, 
espesa como la que manchaba las rodillas

cuando niños nos asomamos a la fábrica abandonada
y las maquinas desvencijadas giraban nuestros sueños.
El perro ladró y salíamos corriendo a la vida, que esa si que muerde
pero no babea, se relame con la caída de los paños, los platos

y las manos agotadas de abrazar aire y ahondar tierra,
hasta lo profundo, donde me encuentro
mientras vuelas y caigo....

    Quieres volar mientras.... 
Puedes venir, hueco oscuro de tuerca y rama,
que ocupe el breve tiempo de la primavera
tu eterno martilleo que cincela alas
y sagrarios de nácar para las promesas 
que mis labios ya no hablan.

    Las garzas han fijado una pose en la marisma
de mi anochecida y tu sol de engranajes delicados
que se va ocultando, poco a poco en la altura de tu vuelo
mientras yo caigo....
    Puedes venir, que los nardos anhelan tu aliento.




domingo, 1 de abril de 2018

Coloquial Locura del Giro




Veo en el disco la coloquial locura del giro y estremezco,
a voluntad (como un actor del lodo oculto en los espejos) mis dedos.

El tiempo no se sabe bien a que juega,
se ríe de todo, del pasado, del futuro....
hasta del instante, de ahora mismo, colgado del clavo
en el tronco que crece en diagonal, desde que lo partió un rayo.
Ya sabemos que lo partido vuelve y crece, aunque torcido.

La luz sí es luz, clara como ella sola , altiva como hija del sol o el aliento
y curiosa, penetrando por las rendijas de las persianas,
siempre me hizo mucha gracia verla trocear en menudas barras las sombras.

Y el sueño entretiene a las vacas mientras regurgitan nuestros fantasmas.

viernes, 30 de marzo de 2018

Barataria


En el aire marcan los aleteos de las libélulas
trazos de rayos, como firmas nerviosas de sentencias,y la lámina del agua decora de reflejos las motas de polvoque levantan las pisadas de los peces.

Detengo el sueño que se desliza en balsa;orillo las palabras caídas de las lágrimasy siento el cosquilleo de los colores de la umbríahumedeciendo mis dedos.


La sorpresa de las menudas pompas explotadascon el índice derecho del fauno,sin percatarse apenas de sus diámetroso volúmenes abiertos a la nada, amortiguan los sollozos de las cuerdas. 


Llegan por el río algunos seres extrañosarrastrando sus panzas por el lecho,algunos hacen cierta gracia con el tintineo de las piedras arrastradas.


Y nos sonríen o nos lloran mientras bracean y se enredan sus pechosderrotados entre las nubes sin cielo.


El fauno siempre cruza conmigoa la pequeña isla Barataria para verlos pasar río abajo...


15-12-2017

sábado, 16 de diciembre de 2017

Hora de Luz




Hora de luz 

  Quisiera hablar con el tiempo
como habla la noche con las sombras.
Sentir el suelo y tocar el sueño.

  Hora de luz, donde el pie del niño 
intenta pisar un rayo de sol 
y las palomas vuelan en círculo,
con centro en el reguero detenido de la fuente,
tejiendo una nueva historia repetida
cada trescientos sesenta grados.

  Hablo,de nuevo, tan solo con mi anhelo: 
No puedo retener con clavos el aire, no puedo;
No puedo hablarle, se va volando por las raíces
en pulsos de tierra, en latidos de alas
y solo me queda ese agridulce almizcle de savia y lava.

  Solo la entraña oirá su voz,
solo ella adelantará su brazo para sellar
con el roce de un dedo 
su labio henchido de ausencias
susurrando el silencio de la magnolia
en el frasco de cristal azul.

  Solo ella podrá, dulcemente,
En la hondonada cima del pozo,
tomar su reloj de arena
mientras dormite con un ojo abierto
a las nieves profundas del dolor. 

  Hora de luz, donde el pie del niño
Intenta pisar un rayo de sol
y juega al diábolo con el Tiempo.

Juan Delgado Martín-Prat (Navidad 2016)

jueves, 1 de diciembre de 2016

Entre las ortigas



  La luz era matizada, vertida 
en deliciosas lonchas de frescor por la persiana 
desvencijada entre ramas que el tiempo deja colgadas
en las horas y los huecos vacíos de las ruinas.

  Siempre una pared sin techo o un techo sin aves.
Esa es la historia de las pisadas que gastaron los escalones
de mármol : doscientas mil urgencias pasadas, trescientos mil
estremecimientos en el aire o en la piel, Es difícil
contar los sentimientos , se van de las manos tan rápido
como las voces que quedan dando este sabor húmedo al aire.

  Que bello el cuerpo muerto de tus piedras,
como tu latido mana jugos verdosos
y óxidos vivos tus entrañas metálicas. Un par de gorriones, 
distraídos, picotean hormigas y larvas 
en las rendijas de tus goznes y cerraduras
momificadas en un último cierre , una última despedida 
sin mirar atrás, para no convertirse en estatua de sal.

  Sobre los pretiles rotos el violeta de la última hora de la noche
te amortaja silueteando la soledad elevada de los muros
y siento la ruina de la entraña bullir como volcanes inflados
o gorgojear la gárgola caída en el huerto
entre las ortigas y la rosa solitaria. 



Juan Delgado Martín-Prat

domingo, 25 de septiembre de 2016

Estremecimiento Azul




  La palabra andaba perdida sobre las lomas
hiriendo con el filo del silencio a la azucena.

  El campo ocre de piel temblorosa, amada brisa,
siembra aromas en mi memoria.
Estremecimiento azul y soles
perdidos en el ocaso de los días.

  Tus manos se van , como se van las abejas
multiplicadas por mil mieles
y por doscientos mil puntos amarillos
sobre el negro de la sombra.
Zumbido que hace saltar al llanto
- tu alegría ya salta sobre los tejados-

  Y te llora la humedad y te besan los ritmos
y el canto y el vuelo
y la desesperada ausencia de tu voz
retiene a la luna en la anochecida.

  El vuelo es cosa de las alas, o las almas
o del eco de mis pies chapoteando
en los arroyos de las lágrimas.

  La palabra andaba perdida sobre las lomas
hiriendo con el filo del silencio a la azucena. 
            
                          Juan Delgado Martín-Prat 

sábado, 27 de febrero de 2016

Cinco Cruces Alzadas



   
   Abre, noche, la luz morada de tu puerta.
En la profunda soledad de Su mirada
los huecos imposibles, la plenitud;
el calor de la llama, la soledad;
las espinas lacerantes, el beso;
la silueteada quietud del óxido,
el andar sosteniendo un abrazo.

   Tiempo muerto en la hora alta,
 reptando el caído llanto de la cera
 busca refugio entre los adoquines.

   Crujido de cuellos, como crujido de ramas,
brisa que quiebra cinco velos rasgados,
estremeces, cargada de jirones, las nucas:
mirada del pecho hundido
que se fue al rotundo golpe del llamador,
quilla de amor... ¡Qué surcos de dulce herida
dejaste en la arena de mi infancia!.

   Muere el lirio, es verdad,
pero asciende y renace en la saeta
para reposar de nuevo,
eco triunfante del sonido,
sobre el  liso oro del canasto.

   Su andar parado,
quieto en la hora alta.
Rostro al aire frío de la madrugada.
Manos que rasgan cinco cuerdas
templadas de agonías y lunas entrelazadas.

   Tibias golondrinas del dolor 
ocultas en el nido de Su abrazo.
Rumor de soledad que extraña 
y acoge al cirineo sin nombre
entre la duda de los naranjos
con breves súplicas de azahar.

    Sobre el lejano crujir de la madera
 Rotunda presencia hundida,
 naufragio de luz, noche,
 en tu oscura, profunda estancia.

   Cinco cruces alzadas
en la hora alta de tu madrugada.

Juan Delgado Martín-Prat Cuaresma 2016

miércoles, 2 de diciembre de 2015

El derecho de las alas


   Nudos que reclaman el derecho de las alas,
Alas que reclaman la memoria de las hojas.
Bajo el árbol los besos y las huellas.
Un color para la espera.

  Sobre la infancia reflejos,
Óxido azul de olvido,
Azul de cobre que sus manos, rayadas
De pasado, frotan con limón cortado.

   Y el alma se esponja en la espera
Y los nudos se destensan.
Vuelve el viento;
Las hojas desperezan sus memorias;
Piso y salto y vuelo con las alas
Y hundo en los pozos la fragancia,
La que llevamos todos,
Bien guardada, como cometa
De papel y caña.

   Quizás sea aire o tierra
O huella o el reflejo de un eco
En techo de agua.
Gotas que ascienden
Entre cuerdas desatadas.

   Juan Delgado Martín-Prat
   Domingo, 12 de Octubre

lunes, 13 de abril de 2015

Desde mi ventana


    Cuando bajan la calle tus pasos
el alma tiene perfiles de roca
los azules declaman sus versos de reflejos
los cristales revientan
y la tarde muerde a los perros.

    Celajes de cruzadas incógnitas
guardan la verdad. Tú llevas la tuya
y vas dejando 
un reguero de pequeños recuerdos 
que serán pisoteados, barridos,asfaltados, 
adoquinados con la pesadez bronca del instante.

    En las manos quedará la visión
,ya desdibujada, de las llanuras de tu piel
y en los huecos la calidez
,ya destemplada, de tu voz.

   Cuando bajan la calle tus pasos
se descuelgan del cielo los jardines
y las fuentes y las rosas.
Entre los tejados
cien equilibristas danzan tristes
en sus cuerdas.

   Rectas son las calles,
puntos de cruces las ciudades.
Encerrado en un cofre de nácar y alabastro
tu luz destinada a ser faro de tu sombra
cuando bajan la calle tus pasos.

   Mana lenta el agua de las fuentes.
Besan lánguidos mi cristal los pétalos de rosa
cuando bajan la calle tus pasos.

                               Juan Delgado Martín-Prat

domingo, 19 de octubre de 2014

El cierre de sus párpados



   Imaginaba muy diferente el cierre 
Oscuro y sordo de sus párpados.
La huida sobre los acantilados
Hay que trazarla con fuerte pincel
De secos labios:
Diagonal empastada
Sobre diluidas violetas espirales.

    Olas que alcanzan 
las Sonrisas de las gaviotas,
que confunden con su espuma
el humo del vapor y hacen caer
lánguidos pañuelos
De los llantos recostados
al filo del vértigo.

   El trazo negro destensaba la curvatura 
De un tiempo girando en torno a un nardo.
Centelleaban los guijarros;  las crines
De los caballos resumaban gotas de cristal 
Y agua, en la nube y en su iris repetida,
Y tierra, que repta toda bajo los bosques,
Y fuego, que dicta el renacer del fénix.

   Imaginaba muy diferente el cierre
Oscuro y sordo de sus párpados:
Diagonal empastada 
Sobre diluidas violetas espirales.

Juan Delgado (firmado al borde del lienzo)


sábado, 29 de marzo de 2014

La plenitud de las sirenas


 

 
     Escucha la sombra un calor de luna
Mientras despiertan las luces del ocaso
Un reguero azul
Sobre la blanca pared encalada.

    Pasos en la arena tibia.
El viento jugando
A esconder las cartas
Debajo de las conchas. 


    Han pasado las horas y los años;
Las arrugas de los rostros forman
Laberintos de vida,
Salinas de minúsculos días
En montes de nácar acumulados.

    Recortadas figuras infantiles
Y sus voces en conjuro
De espumas y cabriolas
Entre la tierra y el agua;

Entre el agua y la nube;
Entre la nube y la mano

Que deja caer, en lánguida derrota,
Un libro al lado de tu hamaca. 


    ¿Con qué singladura de piratas  
Soñaban sus palabras encerradas? 

    No sé.
Lo que sí sé 

Que en la certeza clara de tus ojos, 
Alas húmedas de orillas,
Abrieron una ventana al mar.
 
    Escucha la sombra un calor de luna
Mientras me susurras en que consiste
La plenitud de las sirenas.




                
Juan Delgado Martín-Prat
Escuchando Gymnopédie No.1  24 de marzo de 2014

viernes, 13 de septiembre de 2013

Como pavesas




Del amor quedaron los restos
dando vueltas como pavesas
acariciando los perfiles oxidados de la ausencia,
lamiendo las esperas al borde del camino,
las miradas bajas y sin fuego ni brillo
de fuego en las pupilas.

Mirando la hora en las muñecas
las manos de metal sonreían satisfechas:
nuestras espaldas danzando
en las profundidades violetas,
dueñas cada una de sus vértebras, 
peces oscuros que crujen
mal engarzados en la soledad de sal.

Reflejos de humo el estremecimiento

ancho de la entrega;
ecos de huecos las tardes llenas
de palabras y silencios,
de desánimos y alientos.

El sol ya no calienta como antes,

no estremece la piel de los hombros
ni anima a marchar firme a la vida
del día a día, a la sencilla,
a la que no cuenta en los discursos
rimbombantes, sublimes, de las ranas.

Del amor quedaron los restos
dando vueltas como pavesas
acariciando los perfiles oxidados de la ausencia.


Juan Delgado Martín-Prat

sábado, 13 de julio de 2013

Ruina de las copas blancas

   


       Arrastrar los pies por la orilla
del único universo, balbuceante,
torpe, enredado en sus propias estelas
 y espirales en equilibrio perdido
 por la prisa de ser una risa instantánea
 en la mesa del más humilde
 y ridículo café del recuerdo,
 te hace sangrar las plantas.


     Aparta, que me tumbo en la nada
y caigo rodando por azules oscuros,
Dame una voz última para llevarme tu eco.


      Ruina de las copas blancas,
bosques de soles apagados,
me entretiene contar los rumbos sin barcas,
sin sal, sin espumas
y verme como una hoja caída
en la galaxia más alta.


    Volveré a ti
por un agujero negro para grabar
tu aliento cálido sobre mi pecho de musgo.


    Quiero reunir estrellas en mi cubo.
Quiero levantar torres de firmamentos.
Quiero tornar la caída en vuelo
y retomar en mi mano
la taza que nunca debió caer.


     Ven, que me tumbo en tu abrazo.


                                                 Juan Delgado Martín-Prat 





 


martes, 24 de mayo de 2011

Ángel de alas plegadas



Destilan las nubes un amargo sabor a pomelo.
Los pies se apresuran, agitan sus huecos como pompas ascendentes
para acabar resbalando por la fina tensión entre el jabón y el aire.

No es aconsejable visitar los sueños.
Casi siempre se regresa con algún hueso quebrado
o un recuerdo aparecido.

No se sabe que es peor.
Mejor planta buganvillas o flores de pasión 
o rios azules o arboledas rojizas.

Qué sereno es el mar ; Qué fría la noche de unos ojos;
Qué dulce el rostro de un ángel dormido.

Busca la llave, es hora de regresar a la nube,
detrás de la nube.
Él sabrá su camino,
solo tiene que abrir un ala
y dibujarse un universo de luz pesada.

Qué cansina la luz; Qué alegre la voz de la fuente;
Qué sentimiento el que guarda un ángel
acunado entre sus alas plegadas.

Espero que guardes el secreto de su sueño
con amargo sabor a pomelo.

Juan Delgado martín-Prat
Mayo 2011

sábado, 18 de septiembre de 2010

ÚNICA LUNA SOBRE VEINTE LOMAS DESORDENADAS

fotografía tomada al carril engrasado de la persiana de mi taller







  
   Única luna sobre veinte lomas desordenadas;
la cabeza sobre el frío cristal.

   Cien kilómetros para el reencuentro
de un aire calmo, bajo el sol
mañana de domingo donde se orea la soledad y los arroyos
y las pisadas y los sauces mecidos en su verde llanto
y las agujas desclavadas de los huecos de una mirada.

    Es la niñez que vuelve,
o más bien, como no vuelve vamos a buscarla

Única luna nos sigue desde el kilómetro primero,
el de la partida hacia el olvido donde bailan los nenúfares
zarandeados por las ranas y los peces azules
y la voz de los cuentos y el estremecimiento dulce del beso.

    Es la hora de dormir, nos dirá de nuevo,
la cabeza sobre su cálido pecho.
Única luna sobre veinte lomas desordenadas.
Apagará el globo que esconde la luz,
y conoceremos que hemos llegado. 


        Juan Delgado Martín-Prat 

martes, 20 de julio de 2010

EL MOTORISTA

motorista

      Amarcord detiene la ruleta.
Al filo del aire, la extraordinaria máquina,
el motociclista que cruza tejiendo tiempo herido
con otro hilo, nube de polvo y ruido.
Visto y no visto.

     Debería  ser igual de evidente el pez polarizado
que va calle arriba, chocando contra los bordillos
y dejando ese aroma que hace estornudar a los alérgicos.

     Es así. Amarcord detiene la ruleta.
Un momento.
Pega tu oído al husillo: el motorista.....

.....rumor que chapotea atardeceres huecos.
Angustias, esperas, ausencias, sobran
cuando los brazos se mecen unidos como bosques.
Oscura proyección de luz perdida.
Todo posible, todo naciendo
todo verde en la umbría de butacas
que ennegrece el puño del motorista.

   ¡Que triste el reflejo de escamas en las ventanas!
Nube de polvo y humo.
Visto y no visto.

    Rastro, reguero, reverberación polarizada casi imperceptible,
tan solo trazas: los alérgicos pueden dejar en casa las mascarillas.

    Cierro el depósito y arranco.
(huele bien la gasolina)

    El motorista me adelanta.
Visto y no visto.
¡ Que triste el reflejo de escamas en las ventanas!



                                                                        
                                                                            Juan Delgado Martín-Prat (20-Julio-2010)

lunes, 5 de julio de 2010

HABLA FUEGO

A mi amigo D. Manuel Díaz Escalera, físico y artista, con quien colaboré realizando el dibujo,con limón y fuego, en este experimento.

Detenida la luz
En un tubo de neón;
El espacio en un pasillo;
La distancia en un beso;
Desmembrada siento la luna
Sobre el frío metal 
Del quirófano contra la espalda.

Habla  fuego
Con tu lengua espanta sombras.
Presencia cálida en el ocaso rojizo,
Quiero estar tumbado sobre la arena
En la playa que creó su nombre
Orillando mi mar de soledad.

Habla fuego y habla de un árbol
Que acaricie con sus ramas nuestra historia.
Son benevolentes las llamas:
Sirven para columpiar nostalgias;

Las ramas nos consumen,
Nos hacen fruto, hoja, brote...
Apolo y Dafne sobre la hoguera que no calla.

                                        Juan Delgado Martín-Prat

domingo, 13 de junio de 2010

Viene una nube oscura

En una bocacalle de la calle Arroyo. Sevilla, junio 2010 
      
      Por los ladrillos viene una nube oscura
reptando bajo los tornos del alfarero.
La ciudad detiene sus sirenas, expande el pecho,
suelta por su boca de humo 
la dulzura azul de los besos.

      Viene una nube oscura.
Es hora de romper las huchas y comprar, 
si podemos, con esperanzas o hechos,
las mil plumas del ave del paraíso perdido

      y pagar un curso acelerado que nos enseñe
a volar por el centro de la tierra

      o por el hueco estrecho de la aguja
que desechó  Aracne  por torcida

      o por la grieta del muro
que forma el cristal salobre del llanto

       o por las doce en punto
y quedarnos en punto,
con el sol bien redondo,
detenidos en nuestro abrazo  
   
      o por la duermevela
y no ser ni sueño ni realidad.

      Por los ladrillos viene una nube oscura
reptando bajo los tornos del alfarero.
Los jarrones quebrados en el vertedero de la ciudad.


                                         Juan Delgado Martín-Prat

lunes, 10 de mayo de 2010

LOS PAÑOS CAÍDOS

Lo pinté al pastel, en Sevilla y en Mayo de 2010

- Bajo los manzanos,
en el centro de la esfera del universo. -

Dime como oír la caída de los paños
rozando las ausencias que dejaron
los frutos putrefactos libando olvido
en la húmeda soledad del huerto.

Tiempo, eres blando. Los trapos son blandos,
suaves o ásperos, pero blandos como tú.
Dime, dime como oír la caída de los paños.
Conoces la clave, el secreto, la llave
que abre las bocas ocultas de las ranas bajo los lotos.
Lloran los ojos bajo los párpados,
bajo la ignorancia clavada de estrellas
a la que nos condenas.
 
¡Abre tus palmas!
muestra tus cartas...
Cuéntale, te lo ruego, a la brisa o a la bruma
lo que ocultas  durmiente en tu huerto,
guadaña y reloj descuidados bajo la parra,
mientras rozan tus largas barbas los paños caídos.


- Entonces, bajo los lotos,
en el centro de la esfera del universo,
escucharé sus nombres: 
por algo las ranas son verdes. -

Juan Delgado Martín-Prat