En la niñez se vive acompañado de seres que habitan las nubes, los troncos rugosos, la tapia vieja al lado de la escuela... Con los años perdemos la capacidad de verlos, de soñar con sus historias. En estas páginas intento volver a divertirme imaginando con los que aún habitan en los desconchones de la memoria.
domingo, 28 de febrero de 2010
EL GRITO
Por un instante el pequeño azul de tus ojos
desplegó una vela ancha de añoranza.
Tendió distancia
los caminos....
o las manos....
o el fresco aire de las amanecidas....
Te marchas como la cometa que cortó el hilo
para que volaran las manos;
me dejas como el pez que se tragó su mar;
regresas como el relámpago del rayo que lanza un sol radiante
y a nadie deslumbra, pero se oye
y machaconamente nos recuerda un silencio oscuro
oradando en la gruta de lo pasado y no vivido.
Fué solo un instante que el pequeño azul de tus ojos
desplegó una vela ancha de añoranza
y vi mi sombra reflejada en su blancura.
El azufre forma costras
en el eco de la estancia desnuda
resecando la garganta, llenando de agujas el grito.
Juan Delgado Martín-Prat
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