Jazmines sobre la tapia azul
encaramados jazmines sobre la tapia azul de atardecida.
¿Nunca has mirado tras los campos sembrados
como pasa a esta hora el carro cargado de heno?
Va soltando pulsos desmayados entre un reguero
de nardos y romero que la luz amarillea en oro con su caída.
Las sombras estiran las siluetas de los grupos
que comentan aceleradas historias,
terribles o cómicas parecen por sus aspavientos.
Al aire vuelan los lotos y las bocas de los peces
de la alberca, al pie del sauce llorón,
sueltan sus últimas burbujas.
Las gabardinas largas crepitan de humedad cuajadas
y el dulce jugo del alambique de la noche
cumple su papel curativo: los caminos destilan
siluetas, zancadas amplias y despedidas.
Ya no se ven las voces de siena tostada, ni se escucha
el chirriar machacón del eje del carro.
Los jazmines, desnudos en su conventual dicha de blanco
sobre un plato, en medio de las sombras, perfuman
la claridad rotunda que ven los párpados al plegarse.
Juan Delgado Martín-Prat
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